domingo, 22 de agosto de 2010

Imágenes que quedan para siempre

Tal vez las mujeres no sepan que más allá de su forma de ser, de su personalidad y su dedicación como profesional o como la noble tarea de ser madre, los hombres también van a recordar su físico, su cara, su sonrisa, sus manos, sus piernas...o como puede ser entendible, sus nalgas, los salientes o no, labios de su vulva, el color rosado de su clítoris, o sus suaves tetas...o el pezón erecto a más no poder. Y es que cada parte del cuerpo, tanto del hombre como de la mujer, quedarán grabadas en el cerebro como una fotografía para ser vista cada vez que los recuerdos traigan al presente el tiempo pasado.

Entonces sucede que parejas que ya dejaron de quererse, de amarse, o de tener algún momento de intimidad, parejas que desconocen qué rumbo tomaron, siguen, de vez en cuando, recordando los detalles de la lujuria que vivieron. Ellas, remembrando el olor del cuerpo de él, los besos, la lengua, el sabor de su pene, el tamaño, modesto o no, la penetración...las caricias, los momentos. Ellos, saboreando en los recuerdos el particular sabor de la vulva, sus líquidos vaginales, sus nalgas entreabiertas, sus senos, su piel toda. El 70% de los pensamientos de los humanos es recuerdo, es pasado, y allí está el amor, el sexo, la locura apasionada de tiempos idos.
Y esas historias que casi nunca se comentan
Pero también, a veces, esos recuerdos están llenos de historias que no se cuentan, relatos íntimos que se esconden, amores fugaces, instantes de travesuras, cosas que pasaron porque era el momento, o como suele decirse, el Destino infalible. Una de esas historias fue la que vivieron Viviana y Desyré. Cierto día conversaban sobre la forma sutil y delicada en que las mujeres preferían hacer el sexo, muy distinta a la rudeza incontrolable de los hombres, que por cierto muchas veces, evita que ellas alcancen la plena satisfacción. Esa conversación se fue alargando y sin darse cuenta, ambas se fueron excitando. "Si quieres hacemos la prueba" dijo Viviana, a lo que Desyré, después de mirar al techo, como pensando, respondió: " Humm, pero sin que nos acostumbremos...porque nada de que soy marica". Después que ambas soltaron unas carcajadas hubo silencio y miradas pícaras. Viviana comenzó a deslizar su mano por debajo de la falda de su amiga, mientras ésta iba abriendo las piernas poco a poco y experimentando cada vez más placer.



Desyré se levantó de la silla y se subió el vestido, entonces Viviana contempló primero la vulva aún cubierta con la panty y luego con lujuria llevó su vista hasta la cara extasiada de Desy. El juego había iniciado ya su camino hacia la lujuria de mujeres entregadas a la fantasía. Esa historia estuvo escondida hasta hoy.

Hay también historias ardientes pero más comunes. Ligia, estudiante de modelaje tuvo una aventura con una sesión fotográfica. De aquel momento ella nos entregó, dos imágenes nada más. La primera foto muestra a Ligia dando a cámara todo el esplendor de su delicioso trasero.

En la segunda imagen, ella, se inclina para que veamos un poco más de sus suaves carnes íntimas. Obvio que detrás de esa minúscula tela ya la humedad estaba presente. El resto del relato de Ligia y el fotógrafo, se lo pueden imaginar.

Fabiola, una hermosa adolescente, estudiante de bachillerato, disfruta mucho de recortar la falda de su uniforme colegial para dar parte de sus encantos. Tuvo un tiempo para ofrecernos sus pasiones en sólo dos fotografías, por cierto, tomadas en su habitación por el profesor de química, quien le daba clases particulares ya que la joven no estaba aprobando con buena calificación la materia.

Vale decir que Fabiola, tuvo más de un encuentro sexual con su profe de química y que, por supuesto, terminó obteniendo la máxima nota en sus exámenes. Obvio, en la cama, también hubo química pura.



Lisette, la Cheer Leader
Ella, Lisette, quería entrar al grupo de animadoras del equipo de Basket de su colegio, había realizado casting y el manager del equipo quería verla en persona y comentarle las normas disciplinarias que deben tener las chicas en estos casos. Lo que sucedió en ese encuentro lo reproducimos aquí en un diálogo que palabras más o palabras menos, debió ser lo más cercano a la realidad.



Lisette: Hola!! Soy Lisette. ¿Cómo está usted? Vengo para la entrevista.

Entrenador: Hola Lisette, te estaba esperando, vi el casting y tienes todas las características de la chica que buscamos como cheer leader. Pasa, pasa adelante.


Ya sentados ambos en el sofá habían cvonversado unos minutos sobre el trabajo que a ella le correspondería efectuar como animadora. Importante la disciplina que deber haber entre las chicas y los jugadores del equipo, así como también el estricto apego a las coreografías y al horario de ensayos. Se veía que había "feeling" entre ambos. Él, mayor que ella unos cuantos años, usaba su experiencia de hombre y su simpatía para ir ubicándose en posición de "ataque". Ella, pícara y sensual, sabía que algo podía ocurrir esa tarde.

Entrenador: Pero me gustaría verte con la vestimenta de las animadoras. Anda, ponte la ropa y hazme una rutina...quiero verte en acción.

Lisette: ¿En serio? ¿Aquí? Es que me da mucha pena...me pondría nerviosa.

Entrenador: Por favor Lisette, tengo que verte. Además una chica tan hermosa como tú no debe tener verguenza alguna de mostrar todo el talento. Anda, cambia de ropa. Necesito ver cómo te mueves...

Lisette: Hummm, pues le diré que me muevo muy bien...y en todo lo que hago.

Entrenador: Si tú lo dices, debe ser cierto...no lo dudo, tienes un cuerpo que se ve muy versátil...anda muéstrame...lo que sabes hacer.


Ya Lisette tenía pensado algo. Se levantó del sofá y se dirigió al baño a cambiarse de ropa. Se colocó el uniforme de cheer leader, pero intencionalmente no se puso el short debajo de la falda. Sus partes íntimas habían quedado desnudas. Sin duda, Lisette, ya sabía que el entrenador la quería "tener"...y a ella le gustaba la idea.

Al cabo de unos minutos Lisette salió del baño y fue a la sala. El entrenador colocó música para que ella hiciera su rutina de baile y de corista. Giró, saltó, cantó con soltura los cánticos de victoria...se mostró suelta y entusiasta.

De pronto se fue ubicando de frente al entrenador, quien se encontraba extasiado en el sofá, volteó rítmicamente dando la espalda, y con gracia, con mucha gracia, giró hacia el entrenador y levantó su pierna izquierda tan alto como pudo. En milésimas de segundo mostró su depilada entrepierna, sus salientes labios de la vulva, incluso el orificio de su vagina logró abrirse un poco. El entrenador abrió su boca sorprendido, al mismo tiempo que se iba erectando su miembro. Esa provocación de Lisette lo había dicho todo. Al terminar su rutina ella se dirigió al sofá, algo apenada tal vez, pero consciente de lo que había hecho.

Lisette: ¿Le gustó? Hice lo que pude. Pero creo que lo hice bien...

Entrenador: Pocas veces he visto algo tan exquisito. No te imaginas lo qué sentí cuando levantaste la pierna.

Declaración de él que sirvió para no tener que pedir permiso para ir directo a la boca de Lisette buscando un beso. Ella retrocedió sólo un poco, lo suficiente para ser alcanzada. El beso duró largo tiempo. Luego él se paró, se colocó frente a ella y se bajó el cierre del pantalón
.
Entrenador: Anda Lisette, no me dejes así. Después de lo que te vi, no me aguanto las ganas. Ésto no saldrá de entre nosotros. Anda...

Lisette: Es que...la verdad...no sé si ésto es correcto, es primera vez que estoy en esta situación, no tendría valor para verlo a la cara luego del día de hoy...

Entrenador: Házlo...yo sé que tú deseas sexo



Entonces Lisette mostrando cierta verguenza, y colocando cara de niña inocente, metió la mano entre el cierre y comenzó a buscar la manera de liberar el tieso e inquieto miembro del entrenador. Lo sacó, lo miró con ganas de devorarlo y dirigió la mirada al entrenador para que éste diera la aprobación de comenzar la faena.


Ella se fue tragando todo lo que cabía en su boca, y su mirada pasó de niña inocente a puta experimentada, por lo menos así se sentía. Mientras chupaba desenfrenada el pene de aquel hombre, lo miraba para chequear cómo lo estaba haciendo. Los gemidos de él lo decían todo.


Al finalizar esa tarea, él la acostó en el sofá y le levantó la camiseta para ver los hermosos senos de la joven cheer leader: montañas suaves, frescas, adornadas en su cima por preciosos pezones erectos. Ella colocó una de sus piernas por la parte superior del sofá y abierta de par en par sus piernas dejó ver todo el encantó de su tibia entrepierna. Ya no había pudor...sólo ganas, sexo, placer, hambre de piel.


Ella se acurrucó en el sofá mientras él tomaba posición para surtirle de carne todo el coño. Su carita lo decía todo...expresaba deseo de ser sumisa, deseo de dejarse hacer de todo. El rostro de Lisette iba cambiando en la medida que los centímetros del pene del entrenador se abrían espacio en el fondo caliente de su vagina.


Ya más atrevida, loca de placer y con más confianza, se safó de estar abajo y buscó convertirse en jinete para cabalgar sobre su hombre con todo aquello adentro. Se movía lento primero, como buscando acomodar al miembro invasor en los espacios de su fondo, luego cuando se sintió llena, sus movimientos se aceleraron más y más. Ahora fue él quien se la quitó de encima para ponerla en cuatro patas. Y en posición de perrito, Lisette le pedía más rudeza...y le decía: "dame duro...duro, anda...duro". Aquella sala se llenó de los gritos de ella y del sonido de sus nalgas contra los muslos de él en cada entrada del pene a su dilatado ano.



Por instantes ella volteaba a mirarlo, con cara de hembra poseída y excitada, miraba una y otra vez como pidiendo clemencia, o tal vez, como pidiendo castigo. Pero no conforme con lo que le estaban dando, ella se abrió más las nalgas cono tratando de que el hombre entrara incluso con sus testículos. Lisette se había vuelto glotona e insaciable.


Y justo cuando ella se abrió más los glúteos, él le soltó un chorro de semen hasta el fondo del recto. Los gritos y gemidos de ambos hicieron coro el el preciso instante del clímax. Ella se fue acostando vencida ya, él poco a poco sacaba el miembro del ano de ella, un pene mojado de leche iba saliendo poco a poco, al final el ano terminó del expulsar al invasor y mientras se cerraba lentamente "escupía" pequeñas cantidades de semen. Ufff...fue lo último que se escuchó de esa historia.

Kyomi en la oficina con su jefe


Las oficinas muchas veces esconden dentro de sus paredes relatos de placer insospechado. Kyomi, era una atractiva secretaria de ascendencia asiática pero nacida en Caracas. Ella de hermosos atributos físicos, desde hacía tiempo se hjabía convertido en la amante de su jefe y ambos aprovechaban las horas extras para entregarse en un inusitado frenesí de placer oculto.

Bastaba con el hecho de que su jefe le pidiera que se desnudara frente a él. Y ella, complaciente siempre, obedecía con marcada sensualidad a las peticiones frecuentes del jefe. Se quitaba la ropa lentamente mientras mantenía a distancia al hombre que la miraba con lujuria.


Se excitaba ella generalmente cuando se levantaba la falda y mostraba su culo para él. Tenía un trasero muy latino, paradito, blanco, bien formado y temblabam sus nalgas en cada movimiento que hacía.


Disfrutaba mucho montarse desnuda en el escritorio y acariciarse todo el cuerpo. Se introducía los dedos en la vagina y se los llevaba después a la boca para probarse ella misma, pero también era una clara invitación a su amante para que supiera que su sabor a mujer era especial.


No tenía reparos en ponerse en cuatro patas y abrirse lo más que pudiera para él. ella sabía que su trasero era lo que má deseaba él de ella. Siempre se lo pedía insistentemente y ella lo negaba sólo para "volverlo loco", pero al final se lo daba con gusto.

Ese era el juego de ambos, un juego lujurioso, un juego muy serio que se daba cita en una oficina, como seguro sucede en muchas oficinas del mundo. Porque a fin de cuentas el sexo encuentra espacio cuando hombre y mujer, o quizás entre el mismo sexo, entienden que los cuerpos pueden ser una vía para obtener el más puro placer de la piel contra la piel.
Para quienes ya han tenido tiempo y momento de experimentar el amor, el sexo y el placer, seguramente estos relatos evoquen los propios recuerdos de lo que han vivido, las circunstancias, los lugares y los protagonistas, claro, han sido otros, pero el recuerdo traerá un suspiro al alma muchas veces.
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domingo, 8 de agosto de 2010



PROVOCATIVAS Y PROVOCADORAS



Cuando ellas convierten la sensualidad en un arte provocador
Saben que son deseadas

Vestidas o completamente desnudas buscan despertar pasiones


Saben usar cada gesto, cada parte de su cuerpo



La inocente, la colegiala, la profesional y la vampiresa, provocan a su estilo

Una persona sensual es aquella que provoca atracción o reacción en los sentidos de otra, bien sea deseo sexual, excitación, deseo de hacer el amor, etc. Algunas personas son, por naturaleza, muy sensuales y tienen la capacidad de atrapar literalmente a aquellas que desean. Tú también puedes llegar a ser sensual. En general las personas que poseen un fuerte potencial sexual tienen una sensualidad muy acusada, si bien, en muchos casos ellos mismos no se dan cuenta. El magnetismo personal que se desprende de estas personas es muy envolvente y al entrar en contacto con ellas puede sentirse absorbido.

La mujer sabe el poder de sus labios, saborearse con la lengua para humedecérselos. Sabe que sus pezones suelen electrificar a un hombre, por eso ante la sensación del frío o de la excitación conoce muy bien cómo usar ese poder para con el hombre. Ese famoso descuido en la cama, casi vestida, dejando escapar sólo una parte de sus senos, suele ser fatal para un hombre que la mira de reojo

Basta con buscar en tu forma de ser y de pensar, basta con que conozcas las fortalezas de tu cuerpo y muestres los encantos sensuales que posees. Las mujeres saben muy bien lo qué quieren provocar, pueden ser provocativas por naturaleza y pueden explotar sus cualidades siendo provocadoras con malicia intencionada. Puede bastar una mirada...pero puede ir mucho más lejos aún.

Existe también lo sugerente, la fascinación de dejar a la imaginación del hombre aquello que viene en camino. El body que va descubriendo la piel íntima lentamente o la pequeña tanga que se deja deslizar poco a poco por los muslos, dejando que la minúscula tela se vaya despegando de las partes ocultas y hambrientas de su intimidad. Ese simple dejar al hombre que continúe la tarea de desvestir lo que falta, suele dar un excitante toque al encuentro de los cuerpos.


La posición de cuatro patas o "perrito", pero no sólo en el coito, sino en los momentos previos al mismo. Es un truco de ella aparentar buscar algo en la cama o en el piso y mostrar su trasero andante al hombre que la mira. Otra cosa que la mujer suele hacer es mover sus senos mientras está desnuda, ese vaivén al caminar en la habitación o incluso, y más provocativo todavía, cuando ella salta excitada sobre él en el pleno acto de penetración mientras ella está sentada sobre el cuerpo del hombre que yace boca arriba y la mira locamente.


Pero resulta que esos poderes la mujer los conoce muy bien y los pone en funcionamiento. Sabe el embrujo que desata el fetichismo de unas botas mientras está completamente desnuda. O ese dejarse la ropa íntima hasta las rodillas para que el hombre vea impaciente cómo ese pequeño trozo de tela resbala para dar en el piso.


La magia del culo expuesto con picardía, con la tanga a medio quitar pude enloquecer. Una mirada de ella por encima de sus hombros "buscará pelea" sexual. Es el poder de la atracción que suele hacerse para provocar los instintos de él.





Una mujer es capaz de pasar de la niña ingenua e inocente, al la vampiresa devoradora en cuestión de segundos. Morderá su tanga con malicia después de habérsela quitado, para indicar que tiene "hambre


O al revés, quizás se muestre devoradora al principio y luego ponga frenos y se dedique a poner algunas cosas en orden en la cama, para ser observada por su hombre. Incluso, sabe usar esa sensualidad no solamente en la intimidad de pareja, sino en la calle, cuando dejar ver sutilmente parte de sus encantos, o en un salón de clases, o en la oficina



Por supuesto que hay otros lugares distintos a los mencionados. Un lugar propicio es la playa, sitio ideal para cubrir lo "deseado" por poca tela, pero ello no impide un cierto descuido intencional para dejar escapar la carne más oculta.






Un mundo de lujuria femenina se esconde debajo de la ropa y a veces deja escapar sutiles insinuaciones en su vida cotidiana. Por supuesto, la mujer tiene principios y moral, todo aquello que asume de su personalidad y de la educación familiar, pues no significa que la fémina sale a la calle a buscar pareja en época de celo, obviamente debe mantener un rol social, pero el instinto ancestral de ser hembra da señales a diario.


La minifalda fue todo un suceso a principios de los años 60, para la mujer era alcanzar cierta libertad, libertad que trajo como consecuencia el surgimiento de grupos feministas para evitar tanto acoso de los hombres en la calle. En esencia lo que había acontecido era que esa sensación de libertad se sentía desde el momento en que una chica se sentía semi desnuda y, tal vez sin saberlo, despedía un "olor a hembra" por debajo de la falda. Y es que existe una teoría que habla del poder del olfato de hembra y macho en sus orígenes como seres humanos, un sentido del olfato casi imperceptible en la evolución misma y que en la época moderna se diluye mucho más para darle paso a la vista como principal sentido de atracción física.


Lo cierto es que la mini falda es un "gancho", que si además es bien llevada y la chica cuenta con los atributos necesarios, puede convertirse en una "atracción fatal" para un hombre. El hombre, en su mente, le dará forma completa a aquello que se ve casi desnudo...se imaginará el resto.


Igualmente una mujer en mini falda en un vehículo, puede encontrar el espacio adecuado para mostrar las razones que la hacen hembra. Son sus muslos posados en el mueble lo que provoca sensaciones especiales, siempre y cuando se esté en el plan concebido de ser sensual con un objetivo específico. Lo que puede venir luego es desprenderse de la tanga en pleno andar para quedar desnuda en parte y esperar lo que sigue. Todos sabemos lo qué va a ocurrir.



En todo caso, el punto es que aquella mujer que sabe que es provocativa puede ser provocadora, conceptos que significan dos elementos distintos y que suelen terminar en sexo desnudo. La provocativa es así, la provocadora busca el momento ideal. Puede hacerlo para su hombre o pareja de turno o puede provocar a grupos, puede también mover instintos escondidos en otras mujeres. el asunto radica que lo disfruta...es un placer.


El momento, el lugar, los atributos físicos, la ropa y muy importante...los gestos. La expresión del rostro, la mirada, la boca, el cambio en el tono de voz, los movimientos del cuerpo, al caminar, al sentarse o en la misma cama, dan toques de fantasía para cumplir sueños de piel.

Así que usa todo ese poder para estremecer, para mover pasiones, un consejo tal vez que no hace falta, pues la mujer sabe cuándo ser hembra y cómo "capturar" presas. Lo importante es que tal comportamiento forma parte de un arte que se puede perfeccionar. Un arte ancestral que en la actualidad se resalta por la dinámica de un mundo moderno y desenfrenado.
Un arte que seduce, que embriaga, una forma especial de hacerse sentir y de sentir, la manera en que el instinto animal de aparearse, adquiere el sutil estilo de moverse en sociedad, sociedad de hombres y mujeres que van y vienen, que tropiezan miradas en la calle, en el trabajo, en la vecindad, en una fiesta, en un local...y que pueden terminar en la locura de una cama, de un sofá, una playa, la montaña o el vehículo. A fin de cuentas son encuentros de parejas, parejas que permanecen unidas o no, pero encuentros de sensualidad y sexo que siempre quedarán en la memoria de sus protagonistas.


WALESKA Y ESE PLACER DE PROVOCAR


En una simple muestra de seducción al desnudo, Waleska, una hermosa rubia de 23 años, inició su tarea una tarde del mes julio. Sentada en una silla de la habitación de un hotel de Caracas, ya completamente sin nada de ropa y mientras su chico esperaba por ella en la cama, usó primero su rostro indeciso como encanto. Pensativa y aparentemente con timidez, temor o desgano intencional, iba preparando el "asalto".


Entonces cambió su cara de repente, dibujó una pícara sonrisa y se levantó de la silla con la clara idea de dominar ella la situación. De niña inocente e insegura, pasó a vampira come hombre. Caminó lentamente hacia la cama mirando con desplante a su víctima, un aire de superioridad que transmitía el mensaje "aquí mando yo".

Sin decir palabra alguna, se paró encima de la cama, se colocó sobre el chico que la miraba impaciente desde abajo.


Ella avanzó hasta quedar a la altura de la cara de él. Abrió sus piernas y mostró su vulva, dejó entrever sus labios carnosos, incluso su orificio vaginal aparecía lentamente. Su cara indicaba un plan.


Se fue agachando despacio, mientras más bajaba, más ofrecía su intimidad abierta y dispuesta. Su intención estaba clara: quería sexo oral en su vulva, pero quería darse placer ella, quería dejar sin posibilidad cómoda de respirar a su hombre. era como si quisiera ahogarlo, con su piel, con su olor, con sus jugos. Entonces ya sobre la cara de él, inició suaves movimientos hacia adelante y hacia atrás, vulva, labios y nalgas aplastaban los gemidos de él. Eso es lo que ella buscaba.

Por instante levantaba un poco una de sus piernas para que el joven tomara oxigeno, luego con malicia, volvía a sentarse sobre la cara de él. Otra vez levantaba su muslo, y ahora gemía ella, otras veces decía con suave voz sensual. "así, así…así”.


Cuando sintió que el chico se volvía frenético y le devoraba todo por abajo, se levantó repentinamente y se quedó por instantes contemplando a su "víctima" aún jadeante de lujuria y con ganas locas de seguir probando mujer. La mirada de Waleska era de indiferencia, mirada dedominio, dominio premeditado por ella, que luego, más tarde buscaría su propio castigo cuando él decidiera penetrarla.

El arte de seducir, de provocar sintiéndose provocativa. Es un arte que la mujer conoce y maneja muy bien en situaciones mur particulares. Es ella, la mujer, que siendo algo más que piel que anda, es un ser inteligente en distintas facetas de la vida, una de esas facetas, sin dudas, es el rol de "encantadora" y de dominio de la escena sexual.
Provocando con el baile



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