domingo, 27 de febrero de 2011





"Hoy la vi y recordé la historia de un pedazo de mi vida"

Así es el título de una canción de Pablo Milanés y aunque la totalidad de la letra está algo lejos de asemejarse a mi relato, el título sí es preciso. Es la historia de una mujer que conocí hace tres años...se llama Sasha.




Tal vez les haya sucedido, es posible que en algún momento veas en un lugar, en un sitio, a una mujer o a un hombre, con quien hiciste el amor en tiempos pasados y no recuerdes el nombre, o quizás tú nunca hayas olvidado a esa persona, pero esa persona si te olvidó, al punto de pasarte cerca, muy cerca y ni inmutarse con tu presencia. Y es que a veces ese acto sublime de hacerle el amor a alguien o, incluso, el sólo sexo, se cree que tiene un impacto grande en la mente, yo al menos lo creo, pero hay quienes ven "eso" como algo tan normal como comer y por tanto no siempre se debe estar recordando tal o cual comida. El asunto, estimados lectores y lectoras, es que Sasha me pasó tan cerca en la estación del Metro y me miró y siguió su camino con la misma indiferencia con que se camina después de ver a un extraño, el asunto, amigos, es que yo no la he olvidado, yo no puedo olvidar a Sasha y pensar que sólo la tuve una noche...sólo una noche.

Pero sería bueno desahogarme con ustedes y relatar con lujo de detalles esta historia. Iniciemos entonces por esa tarde del domingo en que la vi por última vez, fue el domingo pasado reciente. Mientras esperaba en el andén del Metro, o Subway de Caracas, el próximo tren, veo a distancia una chica rubia, de cabello corto, delgada, con caminar acompasado, cual modelo en pasarela, altiva, despierta, apresurada eso sí, como huyendo de alguien, de algo, como huyendo de sus recuerdos quizás. En la medida que se aproximaba, mi mente encendía intermitente una luz de reconocimiento, luz que se hacía más intensa cada vez que aquella mujer acortaba su distancia entre ella y el lugar en el que estaba yo. Faltaban escasos siete metros, seis, cinco...cuando me dije: es Sasha, Dios, es ella, un poco cambiada pero es Sasha. Cuatro metros, y temblé, tres metros y me preparé mentalmente para el saludo cordial...dos metros y le clavé la mirada para buscar la suya, un metro de distancia...y luego únicamente la brisa que dejó su caminar apresurado después de echarme un vistazo cualquiera y ese perfume, ese aroma, ese olor. Pero justo en ese instante en que pasó enfrente de mí y siguió su andar, mientras ahora se alejaba, comenzó un derrame de recuerdos que aún no se detienen.


Flash back. Es decir hacia atrás. Viernes 28 de febero de 2008, viernes por la noche, para más detalles, me encontraba con unos amigos en un local de baile de una zona muy concurrida y fashion de Caracas, en Las Mercedes, por si algún día visitan a Venezuela, y ya a eso de las 9:43 pm, vi en la pista de baile a una chama, como decimos aquí, una chica joven, muy joven si acaso 21 años tendría, rubia con unas trenzas a los lados que me acercaba a la figura de una hermosa rusa, tipo Kurnikova, con el perdón de Enrique Iglesias, en fin, sólo un parecido a lo lejos, entre aquellas luces, entre tanta gente bailando, con aquella música, ese parecido o esa idea, era una simple y distante observación. Lo que sí debe quedar claro es que aquella chica captó toda mi atención desde ese momento.

AQUÍ LA CONOCÍ...


Todo era desenfreno en esa pista de baile, no se divisaban parejas , todo el mundo bailaba con todo el mundo, una orgía bailable, sin embargo cerca de ella, de esa hermosa rubia, danzaba otra joven, otra mujer, obvio que era una amiga por la cercanía y porque a veces intercambiaban palabras muy alegremente. No pasó mucho tiempo sin que yo me acercara al baile y buscara la forma de estar frente a frente con ella, en tal situación de frenesí importa muy poco quién eres, pero ella me sonreía con frecuencia, en clara señal de aceptación, una cortesía que me permitió acortar desintancia, entonces su transpiración y la mía flotaban en el aire y se mezclaban a sólo centímetros de nuestras caras, justo en ese preciso momento, la amiga la cogió de un brazo y con evidente molestia se la llevó de la pista. yo quedé algo sorprendido pero no tuve más opción que seguir bailando solo por unos cuantos minutos .


Entre aquel incidente me perdí en la barra y me alejé de mis amigos mientras me tomaba un trago, de repente siento una mano en el hombro, para mi mayor sorpresa era esa joven, era ella. "Hola, soy Sasha...disculpa lo que pasó, pero Crysti, mi amiga es así, celosa hasta con las amigas. Habíamos pactado no intimar con extraños ya que vinimos solas y era un compromiso no ligar, ni flirtear con nadie"-me dijo- al tiempo que estiraba su mano en señal de paz. "No vale, no te preocupes, entiendo, no ha pasado nada." Eso sí, al saber que tenía una amiga así de impulsiva no tuve otro camino que preguntarle: -¿Y tu amiga? ¿Dónde está?.

- Ella se fue molesta. Ya no le hago tanto caso. Pero bueno es una historia larga.

- ¿Qué tan larga es? Cuéntame si puedes.


Entonces noté que respiró profundo, me miró como buscando confianza en mis ojos y habló. "Pues, lo que pasa es que ella y yo somos pareja. Cuando teníamos 16 años estábamos charlando en casa, ya que erámos vecinas y ella frecuentaba mi hogar, el asunto es que conversábamos acerca del día en que perdiéramos la virginidad con un hombre, y decíamos que iba a ser muy duro eso, según nos decían las amigas que ya habán pasado por su primera experiencia. Entonces se me ocurrió decirle, aunque en tono de broma, que como los hombres son muy bruscos y las mujeres más delicadas, ella y yo deberíamos desvirgarnos mutuamente cuando recién cumpliéramos la mayoría de edad, o sea los 18. Pero al pasar el tiempo noté que ella se había tomado ese comentario muy en serio, pues siempre iba descontando los meses que faltaban para los 18 años, más cuando la diferencia entre mi cumpleaños y el de ella era sólo de tres meses. Bueno, no te niego- continuaba ella relatando-que en verdad había también cierta curiosidad de tener mi primera experiencia sexual con una mujer, con Crysti...tal vez."

Mientras ella, Sasha, me hablaba de esa loca idea con su amiga yo me mantenía sin inmutarme, no porque no me pareciera interesante la historia que escuchaba, sino para hacerla sentir a ella que mi madurez aceptaba con tranquilidad tal cuento. Sólo interrumpí para preguntar qué pasó cuando llegaron a cumplir los 18 años de edad...

- Bueno, como te he contado, ella, Crysti, siempre estuvo pendiente del pacto y sólo a los pocos días de cumplir su mayoría de edad inició su "ataque"...

-¿Qué hacía ella?-pregunté con ganas de escuchar lo que venía.


"Un día fue a casa -arreció Sasha con su hitoria- y la noté muy pícara en cada frase que usaba, es más, estaba muy coqueta vestida. Fuímos al cuarto a conversar con más tranquilidad de cualquier cosa. Pero bueno para resumir. Nos desvirgamos ambas. Eso sí, no me pidas detalles, fue todo muy tierno, muy delicado, cada una de nosotras usó los dedos, ella primero en mí, luego yo en ella. Yo no sangre tanto...ella sí. nos cogimos pues, si es eso lo que quieres saber. Besos y caricias, cada quien tuvo paciencia y se cumplió lo acordado sin traumas. Me hizo su mujer y yo la hice mía, nos hicimos mujeres en mi cuarto. Pero ella se creyó la posesión y me ha convertido en su objeto. Desde ese día hemos tenido relaciones sexuales, no me deja tener novio, no me he acostado con hombre, sólo con ella, no me deja salir con amigos, me cela mucho. Bueno, después que tú y yo intercambiamos miradas en el baile, se arrechó conmigo, cogió una bronca y se fue diciéndome que nuestra relación se había terminado porque y que yo ya andaba oliendo machos."


Esta es una foto de Sasha con su amiga. Una foto que se tomaron cuando se entregaron al pacto. Sasha las pasó a mi celular esa noche que ella y yo estuvimos juntos.

Y no pude más que preguntar: "¿Y en verdad quieres un chico, buscas novio?" Ella me miró con picardía, sonrió y me dijo: "Pues...me está como provocando conocer el sexo con un hombre, nada de una relación formal, pero sí una travesura tal vez." No me dí por aludido para no espantar mi suerte y, como si nada, pedí otro trago para ella, la noche era para ambos ya que su amiga Crysti se había ido, el reloj diría lo demás. Mientras las agujas del reloj daban sus vueltas, más apresuradas por mí que por la misma rotación del planeta, aquella joven, a quien yo superaba en unos 16 años, pues ella tenía 21 y yo 37, estaba más desenfrenada y yo me imaginaba si sería el primer hombre de ella. El ambiente del local, la música, mis amigos, los barman, todos habían desaparecido para mí. Ella hablaba y hablaba, trago tras trago, sus ojitos se iban apagando más, sin perder esa luz de picardía que me llamó la atención de ella.

Esta otra fotografía es secuencia de ese día en que Sasha y Crysti se quitaron la virginidad en un pacto de amigas.

Esta es la tercera foto. Sólo me traspasó tres. Pero en esas imágenes se capta que se hicieron mujer con delicadeza y ternura de mujer. Se amaron ese día, sin duda.

A las dos de la madrugada, no aguanté más. Aproveché la valentía que dan varios tragos de ginebra en mí y la predisposición que dicen que dan varias copas de brandy, en este caso tomadas por ella, para proponerle ir a la cama. "Tú me tienes loco Sasha. Eres demasiado bella y provocativa como para no tener "malos pensamientos"...eres lujuria vestida:" Eso le dije. La miré, luego mi mirada buscó mi trago para tratar de esperar una respuesta negativa y pasarla con ginebra. Para mi sorpresa, cuando giré la cara de nuevo hacia ella, me topé con su cara muy cerca de la mía, su aliento saturado de brandy, sus labios predispuestos y entreabiertos, su beso lesbiano convertido ya en beso de mujer para hombre. Ese beso fue su respuesta.

Para no hacerles tedioso la historia, recortaré el camino del club nocturno hasta el hotel. Fue apasionado ese trayecto y surgió una confesión de parte de Sasha, ella había tenido relaciones sexuales con otra mujer aparte de su amiga íntima Crysti. Una amiga reciente de la universidad, que según la propia Sasha se la devoró en su cuarto. En fin, no me impresionó, porque hombres y mujeres darían lo que no tienen por acostarse con esa ricura de mujer. Y yo, un afortunado de la calle, iba camino a la cama con esa criatura.

Ella llegó sin ningún pudor, quitándose la ropa, con toda su coquetería iba desprendiendo sweter, camisa, sostén por todo el cuarto y gritaba: "Por fin un hombre carajo!!, por fin un guevo, una polla...al fin!". Bueno, entenderán su euforia después de unos tragos, pero estaba clara en lo que estaba sucediendo, no me estaba aprovechando de ella. Sasha fue casi desnuda al baño, dejó la puerta abierta de par en par, yo la miraba sentado al borde de la cama, ese cuerpo delgado pero con la forma que sólo la mano de Dios puede moldear estaba sumergiéndose en la bañera, no se había quitado su bikini Sasha, así entró al agua. Me acerqué y la vi jugar en la bañera, se acariciaba con lujuria, cuando me vio asomado en la puerta, se entusiasmó más, se bajó por completo su tanga y se abrió los labios carnosos de su vagina, entonces un inquieto clítoris se asomó contenido sólo por el agua fresca de la bañera...Sasha se lo empezó a tocar con los dedos, giros suaves y povocadores que hacían que mi miembro quisiera saltar por encima de mi pantalón. Vi, sin emargo, todo aquel espectáculo conteniéndome, la dejé sola en el baño masturbándose. Afuera, en la habitación, me senté en un sofá y me dediqué a escuchar sus gemidos, cada vez con mayor volumen.



AQUÍ, YA EN LA HABITACIÓN DEL HOTEL




Al cabo de unos minutos salió Sasha envuelta en una larga toalla, buscó en su bolso una ropa sport tipo pijama, pero no le duraría mucho puesta . Apenas se acababa de vestir fui a su encuentro y la arrinconé, me coqueteaba con esa carita dulce, pícara y maliciosa a la vez. Le busqué los pechos, suaves tetas recién mojadas, adornadas con unos pezones inflamados de erotismo, se cortorsionaba ella de placer mientras se los acariciaba, me alejó con sus manos para desprenderse su tanguita, pero no la dejé, volvi a la batalla y le metí suavemente la mano por encima de la tela, sentí los pelos mojados de su coño, mis dedos le abrieron los labios íntimos...entonces más se retorcía ella. De un salto fue a la cama y mientras yo me desnudaba, ella se metía mano delante de mí, jugaba sobre la cama, me invitaba con sus ojos a poseerla.


Todo lo demás es historia, su tibia íntimidad recibiéndome, sus besos, su lengua inquieta, sus gemidos, sus manos sobre mi espalda, sus movimientos frenéticos en cada envión mío. Su cara, esa dulce carita de niña traviesa, su sudor...su olor a hembra. Imposible olvidarla. Aquella única vez Sasha no sólo compartió su cuerpo, también me entregó sus secretos, quería escapar de su amiga Crysti, se sentía presiobada, quería escapar de su lesbianismo, y quizás yo la ayudé a experimentar algo distinto esa noche. Ya casi al amanecer decidí tomarle unas cuantas fotos que quisiera compartir con ustedes, una sesión fotográfica a la que Sasha accedió con toda naturalidad.

















No sé adónde estará ahora, he visto a Sasha sólo dos veces en mi vida, aquella noche de locura única, inolvidable, y esa tarde en el Metro, lo que no deja de sorprenderme, como les conté al principio, es que esa mujer pase a mi lado, me mire y siga su camino ¿acaso perdió la memoria? ¿o aquella noche no tuvo importancia para ella? prefiero pensar que perdió la memoria, la tercera opción es que huya de su lesbianismo, de su aventura con aquellas amigas...o que huya de ella misma. Anyway, yo tomé de su vida ese día que me regaló, yo le entregué mis manos, mi cuerpo, mi sonrisa, remonté sus dientes con mis besos, transité cada espacio de su piel, bebí de ella todo cuanto pude...aunque quizás ella ni mi nombre recuerde. Yo sí te llevo conmigo Sasha, te llevo conmigo....

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domingo, 13 de febrero de 2011

EL CANTO DE LA PIEL



Y en el mes de los enamorados,

los enamorados del amor, del placer, del sexo

un regalo especial...

ESOS MOMENTOS EN LA CAMA

La mujer es un ser dotado de virtudes especiales, y cada vez más se supera en cada ámbito que la sociedad le ofrece, ser mujer, madre, estudiante, profesional y soñadora como nadie, le otorgan un alto puntaje en el reino viviente. Pero, eso sí, sus instintos están intactos, ese origen primario de ser hembra va con ella, late con ella.


Ella tiene sus momentos de serenidad, momentos cotidianos, sencillos y normales. Pero estamos seguros que hay otros momentos, instantes, minutos, horas tal vez, que con pareja o no, casadas o solteras, encuentran un espacio que, quizás ni buscan, pero que el cuerpo reclama.

Y aquí no estamos hablando de la masturbación, no, estamos hablando del cuerpo desnudo o casi desnudo de una mujer y sus poses al dormir, sus sueños húmedos, o sus pensamientos mojados. Lo que ocurre en la ama sólo lo sabe ella, pero lo imaginamos todos.
Puede que todo comience en una fresca tarde de descanso, en una pequeña siesta de un domingo cualquiera, ella desnuda toda, libre y hecha piel, sólo hay en esa cama un cuerpo de hembra que yace tendido, derramando olores de intimidad en las sábanas. Sólo ella, la mujer que por momentos se inquieta, se mueve como buscando una posición más cómoda, como buscando darle aire a su entrepierna. No se sabe qué sueña o qué piensa, no sabemos se está dormida por completo, pero abajo, muy abajo, en su entrepierna, está sucediendo algo.


Sí, una gota cristalina, casi una lágrima va saliendo de esas carnes tiernas, una gota que inicia un lento y descendente recorrido por piel irregular hasta que salta a la cama. Ella se mueve y adopta otra posición, una de sus manos va al encuentro mismo de la humedad.
Pero también la cama puede ser una invitada intencional, sencillamente el sitio más cómodo para que el cuerpo femenino de rienda suelta al morbo sexual que estalla en el cerebro en determinado instante y comienza a desplazarse por cada rincón del cuerpo que genere placer. En este caso la cara de ella ya dibuja la malicia que se va autoproducir en el cuerpo, labios, boca, lengua, tetas, pezones, caderas, vulva, labios íntimos, nalgas, rajita y ano bailarán al ritmo de la lujuria. Obvio, la cama se moverá lenta o rápido, dependiendo de la furia conque sea estremecido ese cuerpo. La cama también es testigo mudo de la aparente tristeza de su dueña, o de la nostalgia ocasionada por algún motivo.Tumbada en la cama, ella, con la mirada ida en el techo o depositada en algún detalle de la pared, deja que sus manos acaricien la piel desnuda como si se tratara del pelaje de una mascota. Es decir, no hay malicia por ningún lado, hasta que la mente se va al último encuentro sexual o al primero, tal vez piensa en el compañero de estudio que la mira con ganas de devorarla, o en el comentario que le hizo su jefe un día que se quedaron solos una tarde de mucho trabajo...o puede ser que una fantasía atravesó su pensamiento, pudiera ser que desea oler un coño como el de ella, saborearlo, una simple curiosidad pues.
Hay quienes como se ha dicho ya, van al grano, al tema y de una buena vez y sin comtemplaciones, como si se tratara de un cuerpo ajeno, proceden a descuartizarlo sexualmente. Se masturban con todas las de la ley, se hacen la paja del día, botan todo lo reprimido, todo lo contenido y ya. Punto.


La tímida, la lolita, la que dice que usa la cama para ver tele, estudiar o comer algo ligero, se disfruta desde lejos, se ve en el espejo, observa su culito con marcado placer, pero más aún, se lo imagina entregado a un chico para que éste haga con eso lo que le venga en ganas. Mientras piensa, tararea una canción de moda, abre y cierra las piernas como para acompañar al tema musical, pero en verdad está en guerra allá abajo, pronto estará desnuda y gimiendo en tonos bajos para no ser escuchada por sus padres.
Hay quienes no gustan de dormir desnudas en su totalidad, pero sienten un mayor e intenso placer sabiendo que toda su parte baja está cubierta por un pequeñito trozo de tela. Esa sensación genera más locura, no es tan sólo para no manchar la cama de posibles humedades nocturnas, sino para imaginarse que esa es la segunda visión que un hombre tendrá de ella. la primera, como sabemos, es ella vestida, la segunda en ropa íntima y la última...tal cual, pura piel. Por eso mismo ella se disfruta más así, un preludio de lo que vendrá luego.
Cuántas historias contaría una cama, cuántos gemidos, jadeos, cuánto fluído íntimo ha ido a esas sábanas, cuánto semen recién salido de vulvas enajenadas por un hombre, cuánto olor a sexo y a placer. Cuántas miradas, como la mirada de esa joven rubia que se comtempla desde arriba y se estira la liga de tanga para después ir bajándola poco a poco.
La cama, aposento sereno, no necesariamente destinado al descanso. Un espacio flexible, tan flexible como el pensamiento sin recato de una mujer moderna. Tan flexible como el clítoris erecto de ella. Puede bastar un suave toque, un abrir el capullo y luego girar el dedo sobre la cúspide para moverse de un lado a otro buscando el gran orgasmo casero.
La cama es el soporte de todo esfuerzo humano, a veces por perpetuar la especie, otras veces para todo lo contrario pero con el marcado y necesario placer de verse sumisa, o sumiso, dominada o dominadora. Es la misma cama que vio cómo una mujer dejó de ser virgen por detrás. Esa primera vez, distinta a la sangrienta pérdida virginal de la vagina, fue tan pavorosa t dolorosa que la misma cama cerraría los ojos, si los tuviera claro, para no ver cómo ese orificio va cediendo espacio al trozo de carne invasor. Sin embargo, esa cama también puede ser testigo eterno de las caricias que en solitario la "antes víctima" hace ahora con sus dedos sobre el ojete ya con menos pliegues radiales de los que tenía en principio.
La cama, como el papel, también aguanta todo. Es el caso de la niña recién hecha mujer por su primer hombre, una tarde y en su propio cuarto. Ya en la noche, entrada la madrugada no hay más en qué pensar sino el el colchón manchado de sangre de himen roto y en ese dolorcito interno, dolor que no deja de tener un sabor a placer. Lo hecho, hecho está. Toda mujer pasa por eso, casi siempre fue en una cama esa primera vez...hay que prepararse para el segundo round y los tantos que vendrán. La cama estará tendida y dispuesta.
Algunas mujeres se quedan en la parte de arriba de su cuerpo, bastan las caricias en los pechos para volverse locas y estremecer sus muslos hasta lograr que suenen mientras abren y cierran las piernas. Lugar ideal: la cama.
Otras comienzan en la cama y tal es su desenfreno que van a terminar en el piso. Es pura lujuria, manos sueltas, revolcones, juguetes íntimos, consoladores, dilatadores del ano, dedos, gritos de estremecedores, opacados por la música en alto volumen y claro está, ausencia total de más personas en la casa. Esa chica volverá a la cama más tarde, cuando se recupere.
La cama también recibe a la joven abierta de par en par, toda su vulva expuesta al aire libre, todos sus labios salientes a más no poder, un asomo incluso de su orificio vaginal. Más nada, ella no se toca, no se mueve, sólo piensa, respira, piensa y abre sus piernas.
Las "modelitos", las top model caseras, se inician en la cama. Claro allí se sienten cómodas, se imaginan en un set fotográfico y dan rienda suelta a su sueño.
Pero igual terminan desnudas y "echándose dedo" donde quieren. Es que la cama suele ser un espacio peligroso. Ese lugar permite que descansemos al dormir o que, al revés, nos agotemos de tanto placer, solos o acompañados. Cama es cama.

Y digo descansar o agotarse, porque pueden ocurrir esos eventos separados o juntos. Juntos cuando los sueños se vuelven traviesos. Fantasías, deseos reprimidos, recuerdos gratos, lejanos o recientes aparecen en la mente sin ser llamados...
Y entonces lo inevitable acontece de nuevo. Inquietud, movimientos sospechosos, posiciones indecorosas, a veces vulgares y explícitas y tangas para abajo. Lo demás ya lo imaginan, a mojar la cama otra vez.
La cama nos ofrece dos hermosas caras a la vez. Como se ha dicho, ese sueño apacible y profundo de una mujer desnuda, toda ella expuesta en una desnudez artística, toda ella larga y tendida para ser comtemplada por ángeles o vouyeristas de oficio.
Un cuerpo desnudo desprovisto de lujuria, una piel desnuda y apacible, un territorio con sus altos relieves, con sus accidentes, sus montañas, mesetas, colinas, bosques desforestados, caminos transitados, riachuelos y cuevas exploradas.
Una perfecta combinación de serenidad e inocencia dormida. Ese cuerpo es sólo para ver, para que retome fuerzas en esa plácida y esponjosa cama. No es un cuerpo para profanarlo con sexo de hombre, ni siquiera con sexo de su propia dueña.
La otra cara que nos da una cama puede ser esa. Un mujer sencilla, normal, convertida en puta solitaria, ociosa, maliciosa, zorra, perra...una mujer común pero en una cama para ella sola. Un lugar para hacerse de todo, para hacerse daño y disfrutarlo al máximo.
Un lugar para estremecerse, para ponerse en cuatro patas, para abrirse toda, para imaginarse que se la coje el novio, el esposo, el amante, el vecino, el compañero de trabajo, el profe, o que se la coje una amiga.
La bendita cama, ese lugar para voltearse boca arriba, para meterse los dedos hasta el fondo, para gemir, jadear, incluso para llorar de placer....para olerse, para probarse a sí misma, para degustar el exquisito jugo de la vagina.
Para tomar de sí misma todo el ph que la hace precisamente hembra, un lugar para tocarse toda, por dentro, por fuera, por detrás, por delante, para despeinarse excitada de tanto pensamiento subtérraneo.



Y es que podemos decir que la cama, las almohadas, las sábanas, son un espacio en el que hombre y mujeres, marcan su territorio, y a veces el macho domina y otras veces la hembra domina...pero cuando esas hembras están solas en la cama, no sólo se dominan ellas sino que se puede decir que se están preparando para dominar al mundo o para ser esclavas de la cama para siempre.

Un momento en el baño






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sábado, 5 de febrero de 2011

HISTORIAS INCONFESABLES O SUBMUNDOS DEL PLACER

A veces el Destino va tejiendo caminos insospechados, obviamente, para cualquier persona, sin que se de cuenta, alguien puede estar atavesando una puerta que lo lleve a un mundo, a una situación, a una historia que no podrá contar jamás a nadie, historias que se convierten en secreto y se irán con los protagonistas a la tumba, a menos que ese protagonista o esa protagonisya se hayan atrevido a contarla a alguien más y ese alguien no haya soportado la tentación de decirlo a muchas otras personas. Tal vez este sea el caso.
Esta es la historia oscura de dos personas, Oscar y Lucía. Comencemos con Oscar. Él un hombre de clase media alta, es decir con comodidades materiales, con dinero, aunque no millonario, en fin un hombre exitoso en sus negocios. Un hombre de 55 años, maduro, de buen porte, casado desde hacía 25 años con Magdalena, con dos hijos, una guapa estudiante universitaria de 23 años y un adolescente rebelde de 16 años. Una familia estandar, de buen vivir, queridos y apreciados en su comunidad. Pero el Destino estaba en marcha.
El señor Oscar aprovechó que su esposa tenía un viaje fuera del país, por cuestiones de negocio, para "echar una canita al aire", un toque de infidelidad sin mayores riesgos que lo que puede dar una noche de locura. mientras estaba una noche sentado en el sofá, fumando un cigarrillo y tomándose un trago, decidió hacer una llamada a una amiga que tenía un prostíbulo de buena clase, y a quien acudía de vez encuando para hacer algún pedido especial o ubicar una fantasía personal. Esta vez quería no que le enviaran una chica a su hogar por dos horas, aunque su hijo sólo estaba entregado a los video juegos y su hija en la universidad, él quería ir al local un rato.
- Hola, cómo está mi estimada amiga? es Oscar...
- Oscar...qué tal? al fin aparece uno de mis mejores clientes. Dime, qué deseas para hoy. Tengo una jovencitas nuevas, que están para ser devoradas...
- Bueno, de eso se trata, de una putica de esas. Pero quisiera algo diferente. Quiero hacerle de todo, pero deseo que tengas los ojos vendados hasta que yo salga de la habitación.
- Ah, perfecto. No hay problemas...algo erótico, luz apagada y puta con los ojos vendados para tú hacerla sufrir un poco. Me parece bien. Tengo a la putica ideal.
- Ok. Voy por esa. Pero el asunto es que yo también deseo tener los ojos vendados...sexo a ciegas, eso quiero. Tú me vendas y me metes en la habitación de la zorra...y luego calculando dos horas, tocas la puerta y vas por mí. Eso sí, ni ella ni yo nos despojamos de las vendas, hasta que yo salga de ese cuarto, quiero imaginarme cualquier cara...menos la de la puta que me esté tirando. Y no quiero que me hable...ni yo pienso decir palabra algunas...sólo que grite o gima cuando le meta mi verga por todos sus orificios.
- Tranquilo Oscar. Ven a las nueve. Todo estará arreglado como quieres...
El señor Oscar, no perdió tiempo. Se vistió, le dijo a su hijo que iría a visitar a unos amigos y llamó a su hija al celular y le comentó lo mismo y además le sugirió que tuviera cuidado al regresar a casa, que no se fuera de fiesta. Se puso en camino hacia el burdel de lujo.
Oscar llegó puntual, se puso de acuerdo con la Madame, su amiga de hace años, y fue a un salón de espera, allí se desnudó por completo y Madame Ligia, le colocó las vendas en los ojos. le puso de pie y lo dirigió hacia el cuarto de la prostituta, que esperaba en su cama sentada, también con ojos vendados. En la cama estaban colocados, cremas lubricantes, consoladores, un látigo y preservativos. La chica está servida. Oscar es introducido a ese cuarto, cuaro salpicado por una suave luz roja y una música romántica e instrumental de fondo.
cuando la mujer sintió que la puerta se cerró, intuyó que ya había un macho olfateando su olor a hembra. Entonces tanteando la pared fue buscando cuerpo de hombre. El señor Oscar, hizo lo propio...y en ese andar los dos cuerpos desnudos tropezaron.
Se iniciaron las caricias. Ella comenzó a tocar los testículos de aquel hombre, suavemente, luego apretó el pene con fuerza para sacarle un quejido a ese hombre, le bajó toda la piel posible y con el dedo pulgar de su mano daba giros sobre la cabeza inflamada de aquel miembro inquieto. Él, buscó las tetas suaves de esa joven, apretó una de esas tetas que le estaban ofreciendo. Buscó la boca de ella, ésta se la negó primero, sólo para desquiciarlo, luego se la entregó y enjuagaron sus lenguas en un beso lujurioso. Ella que sabía adónde estaba la cama, fue llevándolo hasta tumbarse ambos en la misma. Allí, Oscar, tropezó con los objetos de juegos que se habían dispuesto para el disfrute. Adivinó que había un consolador...se ubicó en las tetas de la mujer y fue bajando hasta encontrar el orificio de la vagina...un excitante gemido de ella lo terminó de ubicar en tan suculento manjar, el olor también le dio una pista...entonces se lo fue enviando todo hasta el fondo. Ella lo tomó por los hombros y lo echó hacia atrás, lo colocó boca arriba y bajó hasta el tieso pene para tragárselo todo, él se movía a ritmo de acabar pronto, entonces ella dejó su furia para que ese hombre disfrutara más.



Ella en el fragor de la batalla se fue deslizando hasta el piso, allí Oscar encontró la cintura de la chica, la puso en cuatro patas y apuntó hacia lo que creía era la vagina, obvio que falló el tiro y la cabeza del pene chocó varias veces contra un negado orificio anal. Pero tanto fueron los intentos hasta que con la ayuda de ella, aquella inflamada polla entró a la vagina empapada de la hembra que se entregaba. Una y otra vez, una y otra vez Oscar perforaba aquel agujero. Sin embargo, cuestión de normas establecidas, él no podía acabar adentro de ella. Por esa razón, ella calculando que aquel hombre estaba a punto de derramar su semen adentro de su vagina, estiró su mano sobre la cama y alcanzó un condón para que él lo usara. Oscar lo recibió sin para de dar enviones a esas nalgas y se detuvo unos segundos para, desesperado claro, colocarse el condón y volver a la oscuridad mojada de aquella joven. Ahora la música de fondo sí cedió espacio para que se escuchara el ronco gemir de Oscar justo cuando soltaba todo so chorro de semen. Hubo silencio luego, una pausa, él se salió de ella... desprendió poco a poco el condón de su pene y sospechando que ella aún estaba abierta y en cuatro, vació el contenido del condón sobre aquella espalda inclinada de ella.

Para cumplir con lo acordado, ambos buscaron la cama sin hablar y sin quitarse las vendas, él mientras acaiciaba el colchón, tropezó con sus dedos un arete, un zarcillo o un pendiente, como también se le dice, y lo escondió para llevárselo de recuerdo. La chica buscó en la parte superior de la cama un botón y lo accionó para avisar que su tarea había concluido y que podían venir a la habitación por el cliente. Así fue.


Ya Oscar satisfecho, vestido y habiendo cancelado los servicios, agradeció a la regente del burdel, tan suculento plato hecha puta que se había disfrutado. Feliz se marchó a su hogar. A l cabo de una hora, cerca de las once y quince de la noche, Oscar estaba de nuevo sentado en el sofá de la sala, fumando, tomando y recordando. Su hija recién llegaba de la universidad y fue hacia su papá para darle el beso de saludo.

- Hija querida, ya veo que no te fuiste de fiesta...qué bien!!!

- Uff papá, estoy agotadísima...nada de rumba por hoy, directo a la cama...

Pero justo cuando ella le daba el beso de buenas noches, Oscar notó que a ella le faltaba un arete en una de las orejas y extrañado y ya preocupado, le preguntó:

- Hija...y el otro arete?

- Ni idea papá...con tanto agite tal vez se me cayó y ni cuenta me dí...buenas noches papá, que sueñes con mamá, hasta mañana.


Cuando ella se había ido a su cuarto, él sacó el arete que había traído del burdel, lo vió con detenimiento, comprobó que era idéntico al que le faltaba a su hija Ligia, se llevó las manos a su cara, tembló, lloró...en un arranque de nerviosismo se fue apresurado a su habitación, cerró la puerta. Al pasar unos minutos se escuchó un disparo seco, y otros minutos más tarde un hilo de sangre salía por debajo de la puerta de Oscar, del señor Oscar.


SUBMUNDOS



Son historias, relatos de gente que de pronto se encuentra en otros mundos, o mejor dicho, en submundos. Como la historias de "amigas" durmiendo juntas porque tienen un examen de matemáticas al día siguiente y una de ellas se quedó en la casa de la otra para repasar algunos temas. Pero detrás de esas paredes, lo que ha ocurrido, no una sino muchas veces, son encuetros de piel con piel, piel de mujer contra piel de mujer, besos locos, caricias prohibidas que se hacen permitidas sólo con la lujuria que ofrece el sexo.




O la historia del primo Frank, que aprovechó de ayudar a su prima Sofía a realizar una tarea de química y la forzó a tener relaciones sexuales. Esas violaciones que no se registran en los lobros de denuncias policiales, porque tienen algo de "provocación" y de sumisión consciente y, por tanto, se disfruta hasta cierto punto.



Ese día Frank la vió de espalda, ella sentada esperando que él entrara para que la ayudara...obvio que había cierta picardía entre ambos en muchas ocasiones pasadas y sucedió que él la tomó con brusquedad por la cara y así, justo por eso ella comenzó a lubricar su vagina a chorros.


Ella se limitó a forcejear, pero era una resistencia básica, una resistencia con la idea fija en dejarse vencer, en ser tomada por su primo. En esa "aparente lucha", Sofía se abría de para en par para facilitarle las cosas a su primo. Fantasías que se cumplen.


Es más, mientras más él trababa de desprenderle las ropas, ella se las iba quitando como simulando que era parte de la resistencia. Una exquisita escena de querer dejarse sin que se sienta que se deseaba. El asunto terminó como terminan estos casos. Ella se niega sin oponer mucha fuerza, él la va desnudando, aunque no del todo, sí lo suficiente para poseerla, ella descubre de reojo el miembro que se va a tragar por debajo, se excita, se entusiasma, enloquece...


Ella se deja acariciar, esta vez va cediendo más cuerpo, se va entregando, se va rindiendo, se deja besar en la boca, siente que le introducen los dedos en el ano...y se deja, luego siente al hombre encima y al pene de éste buscar su agujero mojado
y en fin ocurre lo que tenía que ocurrir.




Sofía siente que le pertenece a su primo, está penetrada y le gusta estar así, lo disfruta, se rindió y ahora es poseída y quiere gozarse a su hombre por completo. Es claro que después de todo lo que sabemos que pasó, habrá un silencio cómplice entre los primos, tal vez nunca hablen del tema, o quizás ella, Sofía, siempre tenga una tarea del colegio pendiente. La vida está llena de historias parecidas.



EL PROFE Y SU DESEO DE TENERLA


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