domingo, 24 de julio de 2011





VOYEURISMO:
EL PLACER DE VER SIN QUE LO SEPAN


Es posible que alguna vez nuestra mirada haya ido en búsqueda del placer aún cuando la distancia sea importante entre nuestros ojos y el objeto deseado de ver, es posible entonces que la mente vaya recreando "ilusiones" y proyecte lo que soñamos hacer en esa escena mirada, en ese cuerpo ajeno...en aquella piel de la vecina, del vecino, o de un simple desconocido o desconocida. El voyeurismo es una conducta, que puede llegar a ser parafilica, caracterizada por la contemplación de personas desnudas o realizando algún tipo de actividad sexual con el objetivo de conseguir una excitación sexual (delectación voyeurista). La actividad del voyeurista no implica ninguna actividad sexual posterior, o no necesariamente.


Dicen los teóricos que estudian la conducta humana que el voyerismo puede ser considerado como una desviación sexual, y eso es cierto en la medida que tal acción sea casi compulsiva, pero también es cierto que el ser humano tiene la magia de saber entrar en el fascinante mundo de la curiosidad, por tanto, ver con curiosidad algo que nos resulte misteriosamente encantador es válido.




Recuerdo cómo en cierta oportunidad, siendo un adolescente, pillé a mi hermana mientras era "tomada" por su novio. Ella no sabía que yo estaba en casa, ignoraba que dormía en el jardín, cuando desperté y fui a mi cuarto, escuché unos extraños quejidos que provenían de la habitación de mi hermana, entonces sigilosamente me acerqué y fui abriendo lentamente la puerta del cuarto, allí estaba ella, tendida boca arriba en la cama, con las piernas abiertas y colgando fuera de la cama, abierta de par en par, y allí estaba mi cuñado, arrodillado frente a ella, con toda su cara en moviéndose de izquierda a derecha entre el coño de mi hermana, mientras más la chupaba, más gemía ella. Luego se levantó y se montó suavemente sobre el cuerpo de mi hermana, justo en ese instante lo cómo se hundía en ella y cómo mi hermana mientras se aferraba a la espalda de él, soltaba un grito de inmenso placer. Cerré la puerta y me alejé de ese cuarto, los gemidos sostenidos y rítmicos de mi hermana eran más intensos, pero más lejos de oír para mí.

Sucede que hay situaciones no buscadas que al verlas y luego recordarlas, generan un particular placer sexual. Y existen otras que se buscan con marcada intención como es el caso del voyerismo. Se menciona que los hombres son más propensos a practicar el polémico "arte de ser mirón", quizás por aquello de que el varón es más visual y la mujer más emocional; sin embargo, los casos de mujeres que también echan su miradita, son miles. Ellas también "bucean" de cerca o a lo lejos, lo que no se puede negar es que son mucho más discretas en esa situación.



La palabra voyeur deriva del verbo voir (ver) con el sufijo -eur del idioma francés. Una traducción literal podría ser “mirón” u “observador”, con la connotación peyorativa del caso. Las prácticas voyeuristas pueden variar, pero su característica principal es la de que el voyeur, también llamado “mirón” o “brechero”, no interactúa directamente con el sujeto observado, quien permanece casi siempre ajeno a dicha observación. El voyeur suele observar la situación desde lejos, bien mirando por una cerradura, por un resquicio, o utilizando medios técnicos como un espejo, una cámara, etc. La masturbación acompaña, a menudo, al acto voyeurista. El riesgo de ser descubierto actúa, a menudo, como un potenciador de la excitación.

A la tendencia voyeurista se le asocia frecuentemente la tendencia exhibicionista, esto es, disfrutar mostrándose, más o menos abiertamente, semidesnudo o completamente desnudo. Ambas conductas poseen un fuerte componente compulsivo, irrefrenable, mostrando los sujetos aumento de su tasa cardíaca y sudoración ante la aparición de estímulos relacionados con dichas actividades. Estos efectos físicos desaparecen tras la realización del acto voyeurista



El voyeurismo se da, en mayor medida, en hombres, mayoritariamente heterosexuales, ya que es el hombre el que depende más del sentido de la vista para alcanzar la excitación sexual. Es necesario, por lo tanto, distinguir entre voyeurismo y actividad sexual normal, en la que también se produce una excitación al contemplar la desnudez. La diferencia estriba no sólo en el consentimiento o conocimiento de la persona observada que, en el caso del voyeurista, rara vez existe, mientras que en la actividad sexual normal se sobreentiende que sí, formando en este último caso parte de la totalidad de la actividad, no siendo en sí misma la totalidad (la parte por el todo), sino también en la exclusividad de la observación como conducta sexual, carente de interacción física interpersonal.


Se establece también una diferencia entre voyeurismo y contemplación de pornografía. El diagnóstico diferencial se basa igualmente en el conocimiento del hecho de ser observado por la persona objeto de la conducta. Algunos autores, como Langevin y Lang 1987, consideran la pornografía como un acto voyeurista, siempre que este acto constituya la fuente primordial de excitación sexual de un sujeto, o una conducta recurrente.

En lo que respecta a los rasgos de personalidad del voyeurista, estos sujetos suelen ser tímidos durante la adolescencia y con cierta dificultad para iniciar o mantener relaciones de pareja. No son sujetos especialmente propensos a poseer rasgos especialmente patológicos.



El “candaulisme” es un comportamiento consistente en que el mirón deriva placer al observar a su pareja mientras mantiene relaciones sexuales con otra persona.
Para el gusto voyeurista se han creado los llamados peep shows, que son actuaciones que se realizan en vivo en los sex shops o que se observan en la red Internet por medio de una Web cam. Estos shows suelen mostrar a mujeres que fingen no saber que son observadas durante el acto de desnudarse o mientras se masturban.
Por extensión, el término se utiliza también en un amplio contexto: por ejemplo, se habla del “voyeurismo del telespectador” frente a unas imágenes o acontecimientos relacionados con las personas y su intimidad o su desnudo. La modernidad tecnológica ha traído más material al voyerista, mujer u hombre, ahora "mirar" es más fácil. Eso sí, el voyerista de calle, está expuesto a sanciones si la persona observada capta a su "agresor" y lo denuncia, por ello hay que insistir en que la invasión a la privacidad, si no es discreta, tiene riesgos.









Las mujeres conocen muy bien el seductor encanto que poseen para ser observadas por los hombres, a tal punto que su marcada sensualidad pública, a veces la convierte en víctima de groseras palabras y de morbosas expresiones del hombre. Y de la otra parte, entendemos cómo la mujer se expone a eso con la manera de exhibirse, muchas veces provocadora en exceso. En algunas fotografías que vemos en este tema, arriba, captamos a una joven sentada al descuido en plena calle, y deja mostrar si tela íntima que sobresale por encima del jean, un bocado exquisito para voyeuristas urbanos. Luego, el típico lugar ideal para voyeuristas al aire libre: la playa. De allí mostramos una gráfica de una chica broncéandose al sol, y su vulva dividida por sus labios íntimos, quedan practicamente expuestos, aún cuando tiene el bañador puesto. Estamos sin duda en una época que da para todos, desviados o no, el sexo tiene el camino más abierto que antes.


Miradas que van y vienen, miradas urbanas, miradas playeras, miradas de reojo, miradas ampliadas por un binocular, miradas proyectas en las lentes de cámaras, miradas web cam, miradas desde la ventana, miradas desde la puerta entre abierta, miradas que se escurren debajo de la sabana, son miradas de hombres, miradas de hembras, miradas que no se encuentran, pero miradas que se sospechan.










En todo caso, lo importante es que exista una gratificación placentera, que por supuesto no implique daño a otras personas. Ver es sano, observar puede ser curiosidad por descubrir, por deleitarse por aquello que nos resulta agradable, invadir la privacidad,aunque sea por instantes, es, de alguna manera, "soñar". El siguiente vídeo, muestra el momento en que alguien pasaba cerca de la puerta de un cuarto, y se tropieza con una típica escena íntima y...decidió mirar.

















EXHIBICIONISMO:
EL PLACER DE DEJARSE VER




En sentido amplio el exhibicionismo (del latín exhibere, "mostrar") es la inclinación de un individuo a exponerse en público de forma espontánea y excesiva, sin ajustarse a las normas sociales. Dicha inclinación implica también el continuo hablar de convicciones, sentimientos, capacidades, aversiones o gustos, sin invitación previa para ello. Mostrarse de forma ostentosa puede ser también una forma de exhibicionismo. Y si aceptamos la idea de que los hombres son "más mirones" que las mujeres, también se pudiera decir que las mujeres se sienten atraídas por dejarse ver. Se trata pues de que cada sexo está cumpliendo su rol, exagerado o no, es otro tema.


La mujer sabe que tiene un poder, sabe que el hombre es más visual, sabe que va a ser mirada, y no necesariamente su belleza física es la clave, porque puede exhibir parte de su cuerpo sin ser bella y va a ser mirada casi de manera instintiva por algún hombre. La hembra sale a la calle a mostrarse de manera consciente o no, el hombre va a buscar mirar, de manera consciente, casi siempre. La mujer seduce en la calle, en su trabajo o en un salón de clases, en su hogar, en su cama...y hasta se seduce así misma en soledad, el hombre se masturba, ella se seduce.









En sentido estricto, el exhibicionismo es el gusto del individuo por desnudar y mostrar los órganos genitales de forma impulsiva y gratuita. En la psicología moderna, el exhibicionismo durante la infancia o pubertad no es considerado una enfermedad. Sin embargo existe una seria discusión sobre si considerarlo una enfermedad en personas adultas. Hasta hace algunos años se ha clasificado al exhibicionismo casi siempre como una "perversión psicosexual", a partir de esta denominación surge la pregunta de si el término "perversión" indica una enfermedad o si se trata simplemente de una preferencia sexual de una minoría. En todo caso, el término "perversión" ya no es aplicable si hablamos del exhibicionismo como un aspecto que enriquece y forma parte normal de la vida sexual del individuo.



En el siguiente vídeo veremos una acción muy común: mujeres que se masturban frente a un espectador, aunque ya citamos que el voyeurista mira sin que la otra persona lo sepa, aquí la mujer que exhibe sus genitales y se masturba, lo convierte en voyerista en la medida que no se lo imagina presente, es sencillamente "imaginación pura".










Algunos autores creen que las causas del exhibicionismo se basan en un desarrollo psicosexual que no ha evolucionado, que se ha detenido en una etapa inmadura porque el individuo sufre de sentimientos de inferioridad y de trastornos de relación. Según el psicoanálisis, en el individuo exhibicionista existe una pulsión pregenital (véase Fase genital). Otros sostienen que el efecto más bien es contrario: El exhibicionista sufre de estos sentimientos de inferioridad debido a una moral social que lo juzga como "perverso". Al igual que con la homosexualidad, las causas psicoanalíticas del exhibicionismo son muy difíciles de aclarar y generalmente no son de ayuda para un tratamiento. Pero más allá de darle a los lectores una idea clara de estas tendencias. aquí en esta página se trata de disfrutar y entretenerse sanamente con relatos, historias, conocimiento e omágenes que le den alas a la imaginación y material a la piel deseosa de experimentar el camino del placer.





La tendencia mundial es a la aceptación del desnudo. Ya casi en todas las playas el uso de tanga o el topless son admitidos. Los grupos masculinistas se han quejado de la existencia de un sesgo de género, según el cual el exhibicionismo masculino se ve como un "crimen" y el femenino como un "derecho". En fin, la fascinación por ver y dejarse ver...continuará. Ah, queridos lectores y lectoras, no piensen que ustedes son voyeristas por "mirar" este blog, sencillamente, vivan la vida con los placeres que esta nos da.




Recuerden que esta página contiene en "archivos del blog" todo lo escrito y expuesto con anterioridad, si quieres pasar un buen rato, ubicas entradas antiguas al final de la página y encontrarás interesante material. Colabora marcando clicks en la publicidad de nuestros patrocinantes y si deseas escribirnos puedes hacerlo a luisalbertplus@hotmail.com o solicitar mi amistad a Luis Albert Blogs en Facebook. Gracias...

martes, 5 de julio de 2011



CUENTOS DE PURA PIEL

En esta página no se conformen con ver y leer la principal, en archivos del blog pueden encontrar material literario, historias, cuentos, fantasías, imágenes y vídeos para poner a "volar la imaginación". Sientan en carne propia el llamado de la piel y la búsqueda del placer sexual, el placer de lo erótico. A continuación un vídeo promocional subido a youtube para ampliar la red de seguidores. Espero que les guste.



La historia de Katherine

aquella niña que se convirtió en mi dueña


Aquella tarde de larga y tediosa lluvia, mientras estaba en mi estudio fotográfico, lo menos que pude pensar es que en las horas que vendrían, un alocado tormento se instalaría en mi mente. Ella, Katherine, entró al estudio para tomar un curso. Los días me cambiaron desde entonces…


Tenía ya varios años ejerciendo como fotógrafo, capturando imágenes de paisajes, de ambientes, de denuncias sociales y, por supuesto, de modelos, hombres y mujeres que desfilaban a diario para hacerse de un buen portafolio y tratar de abrirse camino en el mundo publicitario. Y fue reciente que decidí promover un curso individualizado de fotografía artística, dos veces por semana un alumno o alumna venía a mi estudio a recibir clases. Debo confesar que en años estuve expuesto a mujeres muy hermosas, de buena presencia y de espectaculares cuerpos, pero ya era rutina y en verdad, aunque alguna vez hubo pequeños romances, ya había dejado aquellas aventuras atrás, luego de una separación de mi primera y única esposa, he mantenido ya superando los 40 años, una relación de noviazgo, diría que estable. El asunto es que como mencioné al principio, una joven de 22 años, de nombre Katherine, vino al estudio para inscribirse en el curso, ella, joven de cabello castaño, blanca, inmensos y vivaces ojos, pequeña cual adolescente, pero ya mostrando a través de sus provocativos senos, la predisposición de una hembra, se mostró algo tímida al principio, casi ni me miraba mientras llenaba el formulario de inscripción. Al terminar, me preguntó que si podía fumarse un cigarrillo y gustosamente le sugerí que lo hiciera en la terraza al aire libre, allí se cerca de las flores que bordeaban ese jardín, se recostó de un matero y me miraba mientras yo organizaba el estudio. Pero me miraba extraño, cómo tratando de descubrirme, incluso llegué a pensar que me desnudaba, era una mirada inquietante y yo resistí esa mirada. ¿Cuál inquietante podía ser aquella situación para un hombre que había visto en ese estudio infinidad de mujeres? Quizás la respuesta sea que una "sana malicia" se había instalado ya en mi edad adulta, una clara intención sexual de querer dominar a alguien casi inocente en ese aspecto, claro sin ir al extremo, nunca llegar a ser pederasta, algo sin duda que reprocho de tales criminales es ese falta de sentimiento y de sensibilidad y contra lo cual hay que luchar y denunciar incluso desde estos humildes espacios. Aquí no se trataba de un mal pensamiento de controlar lo aparentemente inocente de Katherine, es más, era ella quien se estaba proponiendo un reto. Ese es el otro lado del tema, la recién mujer, la hasta hace poco virgen, la nueva hembra, buscando a un hombre maduro para sentirse "dominadamente protegida" o tal vez queriendo averiguar si ya está preparada para ser la dueña de alguien mayor que ella. Esa tarde, más allá de estos pensamiento que les narro, no fue sino una tarde de explicaciones de las partes y funciones de los elementos de una cámara profesional, algo que además ella ya sabía porque tenía cierto adelanto en la materia. Para lo que sucedió en los días por venir, esa tarde fue una simple "observación del terreno" para ella.



Pasaron dos o tres semanas con el mismo ambiente, miradas y miradas, ciertas escaramuzas en temas sexuales y algo de sonrisas pícaras de parte de ambos. Recuerdo que en esa etapa me dijo: "Profe...estaba por decirle que me encanta su voz, bueno y también su olor". Y co esa expresión comencé a sentirme intimidado, respondí: "Ah, claro la colonia que uso, es de buen aroma y de calidad", pero ella tenía la necesidad de ponerme contra las cuerdas, como se dice en el boxeo cuando un peleador está perdiendo el round, me dijo: "bueno ese olor también, pero yo me refiero al olor a hombre." Me quedé mudo, aunque pensé muchas cosas. Inmediatamente quiso probarme más y me sugirió que le tomara una secuencia fotográfica con la naturalidad de una situación informal. Acepté porque de alguna manera eso forma parte del curso, entonces tomé mi cámara me alejé algo, me ubiqué en posición y ella tomó su cámara digital para capturar una foto mía, luego soltará su cámara para tener mayor comodidad de movimiento...


Pero Katherine quería "pelea", o por lo menos buscaba arrinconarme, entonces de forma rápida y al ritmo de los flahs de mi cámara, se quitó la parte superior de su ropa, luego en un giro violento se quitó el sostenedor y lo voló al aire con gracia y coquetería, sus senos, aunque en verdad, la palabra que vino a mi mente no fue esa, pensé. " Ufff qué tetas!!", no me inmuté seguí capturando fotos de ella, obvio sus senos a simple vista frescos y poco tocados por la mano del hombre, revoloteaban en mi pensamiento, pero tenía que mostrarme sólo como profesor, sólo me permití decir: "Así es Katherine, con gracia, vamos una sonrisa, dame más sensualidad...




Pero ella fue más lejos, se desabotonó el jean y moviendo la cintura de un lado a otro se fue safando el pantalón hasta mostrar panty, bajó más el pantalón y más y más, creo que ella se imaginaba que mientras más se lo bajaba, más erectaba mi pene inquieto y deseoso de escaparse. Y era así, era cierto.


Entonces me enseñó esa parte de su piel del vientre, esa parte más clara de su piel que deja la no llegada del sol de playa por el uso del traje de baño, pero esa parte depilada mostraba el camino de un exquisito manjar de niña, de niña aprendiendo a mostrar que es mujer y que está preparada para ser deseada y para provocar ese deseo. Y marcada precisión, al calcular el máximo de la erección de mi pene, con la misma rapidez se subió, la panty, el pantalón y buscó el resto de sus prendas tiradas en el piso. Y dijo: "Ya profe, ya...¿Cómo quedaron esas fotos? Yo le di la espalda discretamente para que no mostrata el bulto que se notaba en mi genital por encima del pantalón y le respondí: "Excelente, excelente...ya la revelaremos, es todo por hoy." "Ok, profe, hasta mañana...ah y no tenía que dar la espalda, antes que fotógrafo, es un hombre." Se sonrió y se fue. Por una parte me sentí apenado, pero por la otra me aliviaba el hecho de que ya el juego estaba en marcha.




Katherine volvió al día siguiente decidida a olvidar un poco el curso y convertirse en mi dueña, ella era la que marcaba la pauta, al principio quise no caer en su trampa, pero lo visto no me dejaba tranquilo, quería, como se dice vulgarmente, "cogerla", castigar a esa niña por haberme hecho caer en tentación, lo que había era un inmenso deseo por tenerla desnuda y ver cómo le cambiaba ese rostro de inocencia por uno de marcada lujuria justo en el momento de penetrar su traviesa vagina. Esta vez vino con una ropa más sugestiva, más provocadora y nuevamente quiso posar en vez de recibir clases. Acepté otra vez porque presentía su entrega, o más bien, ella presentía mi entrega.



Sus senos casi se salían de su escote, casi gritaban que querían besos, y caricias, la mirada de ella puesta en una idea: Ser mi dueña. Se le notaba segura de dominar la escena. Y así era. Después de la primera foto en la que sentada mostraba tetas y muslos bajo un sexy vestido, fue al sofá des estudio y tendió una sabana, allí se tumbó boca arriba y me pidió que le hiciera una toma en contrapicado...




Se mostró mujer, sensual, deseosa, se notaba que quería que yo dejara la cámara y me montara sobre ella, yo seguí mi tarea, pero el pensamiento mío era el mismo de Katherine, quería hundirme en ella, oirla jadear, oirla gemir de placer, quería vaciar mi semen en ella y luego, quieto muy quieto dedicarme a ver cómo sale de su orificio aquella esperma que no se pudo quedar adentro de ella, verla gotear mientras se cortonsionara después de hacerla acabar.




Había pues llegado el momento, ya Katherine no quería seguir dejándolo todo a la imaginación. Me miró desde abajo y me dijo con cierta verguenza: "Estoy mojada, empapada toda, excitada profe..." Coloqué la cámara a un lado, la puse en disparador automático a cinco segundos le fui a acariciar un pezón suavemente, muy suavemente, como para que no me olvidara nunca.



Deseaba tanto tocarle los senos a Katherine, besarlos en su cima, remover en círculos su pezón que creo que estuve horas y horas en tan exquisita tarea. Pero también quería olerla, por eso bajé hasta su ombligo y me quedé oyendo sus entrañas, su temblor, me bajé más aún y sentí esa particular zona de piel que comienza a declinar, piel suave, piel fresca...luego piel más suave, suave u húmeda, suave y tibia, cerré los ojos para absorver con calma ese olor a ella, quería como "fotografiar ese olor" , después sentí que ella abrió de par en par sus piernas, me invitaba a devorarla, mi lengua entendió la señal, y apartó los ricos labios de la vulva de Katherine, se hizo espacio y fue a buscar el clítoris ya duro y firme, allí justo le di unos toques para que se rindiera, ella soltó un suspiro contenido ya por minutos, seguido vino un gemido, bordeé su clítoris suavemente una y otra vez, y ella se revolcaba de placer en el sofá. La dejé quieta y remonté su cuerpo hasta llegar a su boca, la misma lengua que hace segundos esta en saboreando sus jugos, ahora iba como torpedo hasta el fondo de su boca, las lenguas, la de ella y la mía tropezaban gustosas en entre entre paladar y dientes, ella bebía mi saliva, mi aliento y yo hacía lo mismo. Abajo, en su entre piernas se libraba otra batalla: mi pene buscaba refugio, resbalaba y volvía a la búsqueda, su vagina esquivaba la cornada, más para estirar el placer que por miedo, al final levanté mi cuerpo, preparé la entrada y me dejé caer sobre ella, sentí que mi miembro consiguió el canal de su raja mojada y entró al exquisito, oscuro, mojado y caliente hueco de Katherine, un envión bastó para escuchar su grito seco, yo sentí cómo mis testículos habían chocado con la parte baja de sus nalgas y me quedé inmóvil unos segundos, saqué mi lengua de su boca, levanté mi cara para ver la de ella y entonces tomé impulso y la enterré más profundo para ver cómo abría súbitamente sus ojos y volvía a gritar, lo de más fue una danza prolongada, una música interna y una entrega de orgasmos casi juntos. Vino la pausa y ella se volteó me mostró su hermoso culo, un trasero de piel suave, lisa, dejé mi mano deslizarse por sus nalgas consintiéndola, le abrí los glúteos de par en par, acaricié tiernamente su ano, cada caricia la hacía levantar bruscamente el culo en señal de placer extremo...envié un dedo a sus entrañas y ella se dejó perforar el alma, después le fui sacando el dedo poco a poco para ver qué sentía y noté que sus manos se aferraban de la sabana que cubría el sofá. Me incliné y besé sus nalgas tiernamente, tomé su panty, y se lo puse , la dejé dormir satisfecha mientras yo me quedaba viendo su hilo azul, su diminuta tela mojada del semen que aún salía de su estrujado y hambriento orificio de mujer.



Katherine dormitaba serena, satisfecha, sabía que se había convertido en mi dueña, poco a poco me fue llevando hasta desearla, hasta provocarme, hasta tenerme, los hombres generalmente dicen "la cogí", pero ese acto de entrega suele ser mútuo, y a veces, según las circunstancias, el hombre debe decir, aunque sea para sí mismo, "me cogió". Este fue el caso, pero vale mencionar que no fue puro sexo aquello, había ya un sentimiento atravesado, un gusto, un "sentirse bien" con aquella niña...


Katherine, agotada por su entrega, abrió lentamente los ojos y me pregunto:"Profe...¿seguimos?" Ustedes van a querer saber si ella se refería a continuar con el curso o a querer que mi voz y mi olor se quedaran en su mente para siempre, pues usen la imaginación lectores, sólo les diré que ha pasado ya un tiempo y aún a mí me huele el alma a su olor de hembra, olor de Katherine...huelo a sus besos, a su piel, huelo a recuerdo y al deseo de volver a tenerla.





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